Beato Carlos Manuel 8
El Movimiento litúrgico y la renovación litúrgica en las parroquias
La obra fundamental de nuestro Beato es la difusión del movimiento litúrgico tanto entre obispos, sacerdotes y religiosos como laicos. Dio su vida por la renovación litúrgica de la Iglesia en Puerto Rico. Esta obra eclesial aúna toda su labor diaria, en un contexto en el cual el movimiento litúrgico no interesaba a muchos. Carlos Manuel dedica todo su tiempo, sus fuerzas y su modesto dinero al apostolado litúrgico. Una de sus máximas aspiraciones era que en todas las parroquias se alcanzara una participación plena y activa en las celebraciones litúrgicas, donde el pueblo ejerciera conscientemente su sacerdocio bautismal, y todos llegasen a ser católicos maduros. Visitaba las parroquias junto a otros “apóstoles de la liturgia” y generalmente era bien acogido.
Las parroquias en las que el Beato pudo promover la renovación litúrgica fueron en Santurce la parroquia del Sagrado Corazón y en Río Piedras, la parroquia Madre Cabrini (en la que Carlos Manuel preparó la vigilia en 1955/56) y la parroquia San Antonio.
En 1958 se atreve a enviar un escrito suyo a los párrocos de Puerto Rico con el título «¡No echemos a perder la vigilia pascual! Sugerencias para vivir la Pascua».
A pesar de los cambios en la liturgia, antes y después del Concilio Vaticano II, algunos de estos afanes de Carlos Manuel siguen siendo vigentes.
(Tomado de la tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia)
La obra fundamental de nuestro Beato es la difusión del movimiento litúrgico tanto entre obispos, sacerdotes y religiosos como laicos. Dio su vida por la renovación litúrgica de la Iglesia en Puerto Rico. Esta obra eclesial aúna toda su labor diaria, en un contexto en el cual el movimiento litúrgico no interesaba a muchos. Carlos Manuel dedica todo su tiempo, sus fuerzas y su modesto dinero al apostolado litúrgico. Una de sus máximas aspiraciones era que en todas las parroquias se alcanzara una participación plena y activa en las celebraciones litúrgicas, donde el pueblo ejerciera conscientemente su sacerdocio bautismal, y todos llegasen a ser católicos maduros. Visitaba las parroquias junto a otros “apóstoles de la liturgia” y generalmente era bien acogido.
Las parroquias en las que el Beato pudo promover la renovación litúrgica fueron en Santurce la parroquia del Sagrado Corazón y en Río Piedras, la parroquia Madre Cabrini (en la que Carlos Manuel preparó la vigilia en 1955/56) y la parroquia San Antonio.
En 1958 se atreve a enviar un escrito suyo a los párrocos de Puerto Rico con el título «¡No echemos a perder la vigilia pascual! Sugerencias para vivir la Pascua».
A pesar de los cambios en la liturgia, antes y después del Concilio Vaticano II, algunos de estos afanes de Carlos Manuel siguen siendo vigentes.
(Tomado de la tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia)