Al ser llamados a abrazar el camino sinodal del Sínodo 2021-2024, esta oración invita al Espíritu Santo a actuar en nosotros para que seamos una comunidad y un pueblo de gracia.
Adsumus, Sancte Spiritus
Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre.
Tú que eres nuestro verdadero consejero:
ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento,
para que no dejemos que nuestras acciones se guíen
por perjuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos
por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos.
Amén.
Tú que eres nuestro verdadero consejero:
ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento,
para que no dejemos que nuestras acciones se guíen
por perjuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos
por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos.
Amén.
Síntesis de los resultados del cuestionario para el Sínodo 2021-2023
1- Se recibieron respuestas de 130 parroquias de la Arquidiócesis de 141.
2- Contestaron 2, 472 personas.
3- En nuestra parroquia respondieron 81 personas, siendo una de las parroquias con más participantes en la ARQSJ.
4- Sexo: En la ARQSJ las mujeres fueron 68.6% de las que respondieron y los varones 29.5%. En la parroquia 69%
mujeres 27% varones.
5- Edad: En la ARQSJ 23.4% entre 12-21 años; en PMMM 16%. El resto tiene más de 41 años.
6- Principales temas de interés a nivel de toda la ARQSJ:
a. Atención a los divorciados.
b. La catequesis y la formación espiritual para la confirmación, la formación espiritual de los adultos.
c. La atención de los jóvenes.
d. Atención a un plan de evangelización más proactiva.
e. Atención a los católicos de las comunidades LGBTQ++.
f. Reconocimiento al rol de la mujer en la vida espiritual y comunitaria de la Iglesia.
7- Temas de interés en las respuestas al cuestionario en la parroquia:
a. Atención a los divorciados.
b. Enfatizar la lectura y estudio de la biblia y educación en la fe.
c. Atención a los jóvenes.
d. Ir a las periferias: mundo laboral, político, economía, cultura; llegar a los que tienen dudas de fe o no creyentes, alejados, comunidad LGBTQ+, pobres y marginados. Buscar los que no vienen a la iglesia.
e. Atención a los que viven en soledad/depresión (salud mental), deambulantes, enfermos, ancianos y
discapacitados.
f. Desarrollar verdaderos líderes serviciales a través de la adopción del estilo de vida corresponsable. Haría falta
más compromiso de los fieles.
2- Contestaron 2, 472 personas.
3- En nuestra parroquia respondieron 81 personas, siendo una de las parroquias con más participantes en la ARQSJ.
4- Sexo: En la ARQSJ las mujeres fueron 68.6% de las que respondieron y los varones 29.5%. En la parroquia 69%
mujeres 27% varones.
5- Edad: En la ARQSJ 23.4% entre 12-21 años; en PMMM 16%. El resto tiene más de 41 años.
6- Principales temas de interés a nivel de toda la ARQSJ:
a. Atención a los divorciados.
b. La catequesis y la formación espiritual para la confirmación, la formación espiritual de los adultos.
c. La atención de los jóvenes.
d. Atención a un plan de evangelización más proactiva.
e. Atención a los católicos de las comunidades LGBTQ++.
f. Reconocimiento al rol de la mujer en la vida espiritual y comunitaria de la Iglesia.
7- Temas de interés en las respuestas al cuestionario en la parroquia:
a. Atención a los divorciados.
b. Enfatizar la lectura y estudio de la biblia y educación en la fe.
c. Atención a los jóvenes.
d. Ir a las periferias: mundo laboral, político, economía, cultura; llegar a los que tienen dudas de fe o no creyentes, alejados, comunidad LGBTQ+, pobres y marginados. Buscar los que no vienen a la iglesia.
e. Atención a los que viven en soledad/depresión (salud mental), deambulantes, enfermos, ancianos y
discapacitados.
f. Desarrollar verdaderos líderes serviciales a través de la adopción del estilo de vida corresponsable. Haría falta
más compromiso de los fieles.
(12)
Trampas a evitar (3º)
7) La tentación del conflicto y la división ... Es vano tratar de imponer las propias ideas a todo el Cuerpo mediante la presión o el descrédito de los que piensan diferente.
8) La tentación de tratar el Sínodo como una especie de parlamento. Esto confunde la sinodalidad con una “batalla política” donde para gobernar una parte debe ganarle a la otra. Es contrario al espíritu de la sinodalidad enemistarse con los demás o favorecer conflictos divisorios, que amenazan la unidad y la comunión de la Iglesia.
9) La tentación de escuchar sólo a los que ya participan en las actividades de la Iglesia. Este enfoque ... termina ignorando una parte significativa del Pueblo de Dios.
Trampas a evitar (3º)
7) La tentación del conflicto y la división ... Es vano tratar de imponer las propias ideas a todo el Cuerpo mediante la presión o el descrédito de los que piensan diferente.
8) La tentación de tratar el Sínodo como una especie de parlamento. Esto confunde la sinodalidad con una “batalla política” donde para gobernar una parte debe ganarle a la otra. Es contrario al espíritu de la sinodalidad enemistarse con los demás o favorecer conflictos divisorios, que amenazan la unidad y la comunión de la Iglesia.
9) La tentación de escuchar sólo a los que ya participan en las actividades de la Iglesia. Este enfoque ... termina ignorando una parte significativa del Pueblo de Dios.
(11)
Trampas a evitar (2º)
5) La tentación de no mirar más allá de los confines visibles de la Iglesia…actúan como levadura en el mundo en el que vivimos y trabajamos. Un Proceso Sinodal es un tiempo para dialogar con personas del mundo de la economía y de la ciencia, de la política y de la cultura, de las artes y del deporte, de los medios de comunicación y de las iniciativas sociales. Será un momento para reflexionar sobre la ecología y sobre la paz, sobre los problemas de la vida y sobre la migración. Debemos tener en cuenta el panorama general para cumplir nuestra misión en el mundo. También es una oportunidad para profundizar en el camino ecuménico con otras confesiones cristianas y para profundizar en nuestro entendimiento con otras tradiciones religiosas.
6) La tentación de perder de vista los objetivos del Proceso Sinodal. A medida que avanzamos en el camino del Sínodo, debemos tener cuidado que, si bien nuestras discusiones puedan ser amplias, el Proceso Sinodal debe mantener el objetivo de discernir cómo nos llama Dios a caminar juntos…La sinodalidad es una actitud y un enfoque para ir adelante de forma corresponsable y abierta, para acoger juntos los frutos de Dios a lo largo del tiempo.
Trampas a evitar (2º)
5) La tentación de no mirar más allá de los confines visibles de la Iglesia…actúan como levadura en el mundo en el que vivimos y trabajamos. Un Proceso Sinodal es un tiempo para dialogar con personas del mundo de la economía y de la ciencia, de la política y de la cultura, de las artes y del deporte, de los medios de comunicación y de las iniciativas sociales. Será un momento para reflexionar sobre la ecología y sobre la paz, sobre los problemas de la vida y sobre la migración. Debemos tener en cuenta el panorama general para cumplir nuestra misión en el mundo. También es una oportunidad para profundizar en el camino ecuménico con otras confesiones cristianas y para profundizar en nuestro entendimiento con otras tradiciones religiosas.
6) La tentación de perder de vista los objetivos del Proceso Sinodal. A medida que avanzamos en el camino del Sínodo, debemos tener cuidado que, si bien nuestras discusiones puedan ser amplias, el Proceso Sinodal debe mantener el objetivo de discernir cómo nos llama Dios a caminar juntos…La sinodalidad es una actitud y un enfoque para ir adelante de forma corresponsable y abierta, para acoger juntos los frutos de Dios a lo largo del tiempo.
(10)
Trampas a evitar (1º)
1) La tentación de querer dirigirnos a nosotros mismos en lugar de ser dirigidos por Dios. La sinodalidad no es un ejercicio estratégico corporativo. Es más bien un proceso espiritual guiado por el Espíritu Santo...
2) La tentación de concentrarnos en nosotros mismos y en nuestras preocupaciones inmediatas. El Proceso Sinodal es una oportunidad para abrirnos, para mirar a nuestro alrededor, para ver las cosas desde otros puntos de vista, y para salir en misión hacia las periferias. Esto requiere que pensemos a largo plazo. Esto también significa ampliar nuestras perspectivas a las dimensiones de toda la Iglesia y plantear preguntas, como por ejemplo ¿Cuál es el plan de Dios para la Iglesia aquí y ahora? ¿Cómo podemos poner en práctica el sueño de Dios para la Iglesia a nivel local?
3) La tentación de ver sólo “problemas” ... fijarnos en los problemas sólo nos llevará a sentirnos abrumados, desanimados y cínicos. Podemos perder la luz si nos centramos sólo en la oscuridad. En lugar de concentrarnos sólo en lo que no está bien, apreciemos dónde el Espíritu Santo está generando vida y veamos cómo podemos dejar que Dios actúe más plenamente.
4) La tentación de concentrarse sólo en las estructuras. El proceso sinodal exigirá, naturalmente, una renovación de las estructuras en los distintos niveles de la Iglesia, para favorecer una comunión más profunda, una participación más plena y una misión más fructífera. Al mismo tiempo, la experiencia de la sinodalidad no debería concentrarse en particular en las estructuras, sino en la experiencia de caminar juntos para discernir el camino a seguir, inspirados por el Espíritu Santo. La conversión y la renovación de las estructuras sólo se producirán a través de la conversión y la renovación continua de todos los miembros del Cuerpo de Cristo.
Trampas a evitar (1º)
1) La tentación de querer dirigirnos a nosotros mismos en lugar de ser dirigidos por Dios. La sinodalidad no es un ejercicio estratégico corporativo. Es más bien un proceso espiritual guiado por el Espíritu Santo...
2) La tentación de concentrarnos en nosotros mismos y en nuestras preocupaciones inmediatas. El Proceso Sinodal es una oportunidad para abrirnos, para mirar a nuestro alrededor, para ver las cosas desde otros puntos de vista, y para salir en misión hacia las periferias. Esto requiere que pensemos a largo plazo. Esto también significa ampliar nuestras perspectivas a las dimensiones de toda la Iglesia y plantear preguntas, como por ejemplo ¿Cuál es el plan de Dios para la Iglesia aquí y ahora? ¿Cómo podemos poner en práctica el sueño de Dios para la Iglesia a nivel local?
3) La tentación de ver sólo “problemas” ... fijarnos en los problemas sólo nos llevará a sentirnos abrumados, desanimados y cínicos. Podemos perder la luz si nos centramos sólo en la oscuridad. En lugar de concentrarnos sólo en lo que no está bien, apreciemos dónde el Espíritu Santo está generando vida y veamos cómo podemos dejar que Dios actúe más plenamente.
4) La tentación de concentrarse sólo en las estructuras. El proceso sinodal exigirá, naturalmente, una renovación de las estructuras en los distintos niveles de la Iglesia, para favorecer una comunión más profunda, una participación más plena y una misión más fructífera. Al mismo tiempo, la experiencia de la sinodalidad no debería concentrarse en particular en las estructuras, sino en la experiencia de caminar juntos para discernir el camino a seguir, inspirados por el Espíritu Santo. La conversión y la renovación de las estructuras sólo se producirán a través de la conversión y la renovación continua de todos los miembros del Cuerpo de Cristo.
(9)
Los sínodos son un momento para soñar y “pasar tiempo con el futuro”: Estamos invitados a crear un proceso local que inspire a la gente, sin excluir a nadie, para crear una visión plena del futuro en la alegría del Evangelio. Las siguientes actitudes pueden ayudar a los participantes (cfr. ChristusVivit):
• Una mirada innovadora: Desarrollar nuevos enfoques, con creatividad y una cierta dosis de audacia.
• Ser inclusivos: Una Iglesia participativa y corresponsable, que sabe apreciar la rica variedad y abrazar a todos aquellos que a menudo olvidamos o ignoramos.
• Una mente abierta: Evitemos las etiquetas ideológicas y utilicemos todas las metodologías que hayan dado sus frutos.
• Escuchar a todos sin olvidar ninguno: Aprendiendo los unos de los otros, podemos reflejar mejor la maravillosa realidad polifacética que está llamada a ser la Iglesia de Cristo.
• Entender el “caminar juntos”: Recorrer el camino que Dios llama a la Iglesia para el tercer milenio.
• Comprender el concepto de Iglesia corresponsable: Valorizar e involucrar el rol único y la vocación de cada miembro del Cuerpo de Cristo, para la renovación y edificación de toda la Iglesia.
• Llegar a las personas a través del diálogo ecuménico e interreligioso: Soñar juntos y caminar juntos con toda la familia humana.
Los sínodos son un momento para soñar y “pasar tiempo con el futuro”: Estamos invitados a crear un proceso local que inspire a la gente, sin excluir a nadie, para crear una visión plena del futuro en la alegría del Evangelio. Las siguientes actitudes pueden ayudar a los participantes (cfr. ChristusVivit):
• Una mirada innovadora: Desarrollar nuevos enfoques, con creatividad y una cierta dosis de audacia.
• Ser inclusivos: Una Iglesia participativa y corresponsable, que sabe apreciar la rica variedad y abrazar a todos aquellos que a menudo olvidamos o ignoramos.
• Una mente abierta: Evitemos las etiquetas ideológicas y utilicemos todas las metodologías que hayan dado sus frutos.
• Escuchar a todos sin olvidar ninguno: Aprendiendo los unos de los otros, podemos reflejar mejor la maravillosa realidad polifacética que está llamada a ser la Iglesia de Cristo.
• Entender el “caminar juntos”: Recorrer el camino que Dios llama a la Iglesia para el tercer milenio.
• Comprender el concepto de Iglesia corresponsable: Valorizar e involucrar el rol único y la vocación de cada miembro del Cuerpo de Cristo, para la renovación y edificación de toda la Iglesia.
• Llegar a las personas a través del diálogo ecuménico e interreligioso: Soñar juntos y caminar juntos con toda la familia humana.
(8)
Actitudes para participar en el proceso sinodal (3ª parte):
Superar la plaga del clericalismo: La sinodalidad pide a los pastores que escuchen atentamente al rebaño que se les ha confiado, al igual que pide a los laicos que expresen libre y honestamente sus opiniones. Cada uno escucha al otro por amor, en un espíritu de comunión y de misión común. Así, la fuerza del Espíritu Santo se manifiesta de múltiples maneras en todo el Pueblo de Dios y a través de éste.
• Combatir el virus de la autosuficiencia: Todos estamos en el mismo barco. Juntos formamos el Cuerpo de Cristo… podemos aprender unos de otros, caminar juntos y estar al servicio de los demás. Podemos construir puentes más allá… edad, género, riqueza, habilidades diferentes, distintos niveles de educación, etc.
• Superar las ideologías: Hay que evitar el riesgo de dar más importancia a las ideas que a la realidad de la vida de fe que viven las personas de forma concreta.
• Hacer nacer la esperanza: ... objetivo ser fiel a Dios y servir a su Pueblo. Estamos llamados a ser faros de esperanza...
Actitudes para participar en el proceso sinodal (3ª parte):
Superar la plaga del clericalismo: La sinodalidad pide a los pastores que escuchen atentamente al rebaño que se les ha confiado, al igual que pide a los laicos que expresen libre y honestamente sus opiniones. Cada uno escucha al otro por amor, en un espíritu de comunión y de misión común. Así, la fuerza del Espíritu Santo se manifiesta de múltiples maneras en todo el Pueblo de Dios y a través de éste.
• Combatir el virus de la autosuficiencia: Todos estamos en el mismo barco. Juntos formamos el Cuerpo de Cristo… podemos aprender unos de otros, caminar juntos y estar al servicio de los demás. Podemos construir puentes más allá… edad, género, riqueza, habilidades diferentes, distintos niveles de educación, etc.
• Superar las ideologías: Hay que evitar el riesgo de dar más importancia a las ideas que a la realidad de la vida de fe que viven las personas de forma concreta.
• Hacer nacer la esperanza: ... objetivo ser fiel a Dios y servir a su Pueblo. Estamos llamados a ser faros de esperanza...
(7)
Actitudes para participar en el proceso sinodal (2ª parte):
• Los sínodos son un ejercicio eclesial de discernimiento: El discernimiento se basa en la convicción de que Dios actúa en el mundo y que estamos llamados a escuchar lo que el Espíritu nos sugiere.
• Somos signos de una Iglesia que escucha y que está en camino: Al escuchar, la Iglesia sigue el ejemplo de Dios que escucha el grito de su pueblo. El Proceso Sinodal nos ofrece la oportunidad de abrirnos a la escucha auténtica, sin recurrir a respuestas prefabricadas ni a juicios preestablecidos.
• Deja atrás los prejuicios y los estereotipos: Podemos estar agobiados por nuestras debilidades y nuestra tendencia al pecado. El primer paso para escuchar es liberar nuestra mente y nuestro corazón de los prejuicios y estereotipos que nos llevan por el camino equivocado, hacia la ignorancia y la división.
Actitudes para participar en el proceso sinodal (2ª parte):
• Los sínodos son un ejercicio eclesial de discernimiento: El discernimiento se basa en la convicción de que Dios actúa en el mundo y que estamos llamados a escuchar lo que el Espíritu nos sugiere.
• Somos signos de una Iglesia que escucha y que está en camino: Al escuchar, la Iglesia sigue el ejemplo de Dios que escucha el grito de su pueblo. El Proceso Sinodal nos ofrece la oportunidad de abrirnos a la escucha auténtica, sin recurrir a respuestas prefabricadas ni a juicios preestablecidos.
• Deja atrás los prejuicios y los estereotipos: Podemos estar agobiados por nuestras debilidades y nuestra tendencia al pecado. El primer paso para escuchar es liberar nuestra mente y nuestro corazón de los prejuicios y estereotipos que nos llevan por el camino equivocado, hacia la ignorancia y la división.
(6)
Actitudes para participar en el proceso sinodal (1ª parte):
• Ser sinodal requiere dedicar tiempo para compartir: Estamos invitados a hablar con auténtica valentía y honestidad (parresía) para integrar la libertad, la verdad y la caridad. Todos pueden crecer en comprensión, a través del diálogo.
• La humildad en la escucha debe corresponder a la valentía en el hablar: Todos tienen derecho a ser escuchados, así como todos tienen derecho a hablar. El diálogo sinodal depende de la valentía tanto al hablar como al escuchar. No se trata de entablar un debate para convencer a los demás. Se trata más bien de acoger lo que dicen los demás como un medio a través del cual el Espíritu Santo puede hablar para el bien de todos (1Co 12,7).
• El diálogo nos lleva a la novedad: Debemos estar dispuestos a cambiar nuestras opiniones a partir de lo que hemos escuchado de los demás.
• Apertura a la conversión y al cambio: A menudo nos resistimos a cuanto el Espíritu Santo nos está inspirando para emprender. Estamos llamados a abandonar actitudes de autocomplacencia y comodidad que nos llevan a tomar decisiones basándonos únicamente en cómo se han hecho las cosas en el pasado.
Actitudes para participar en el proceso sinodal (1ª parte):
• Ser sinodal requiere dedicar tiempo para compartir: Estamos invitados a hablar con auténtica valentía y honestidad (parresía) para integrar la libertad, la verdad y la caridad. Todos pueden crecer en comprensión, a través del diálogo.
• La humildad en la escucha debe corresponder a la valentía en el hablar: Todos tienen derecho a ser escuchados, así como todos tienen derecho a hablar. El diálogo sinodal depende de la valentía tanto al hablar como al escuchar. No se trata de entablar un debate para convencer a los demás. Se trata más bien de acoger lo que dicen los demás como un medio a través del cual el Espíritu Santo puede hablar para el bien de todos (1Co 12,7).
• El diálogo nos lleva a la novedad: Debemos estar dispuestos a cambiar nuestras opiniones a partir de lo que hemos escuchado de los demás.
• Apertura a la conversión y al cambio: A menudo nos resistimos a cuanto el Espíritu Santo nos está inspirando para emprender. Estamos llamados a abandonar actitudes de autocomplacencia y comodidad que nos llevan a tomar decisiones basándonos únicamente en cómo se han hecho las cosas en el pasado.
(5)
El desarrollo del proceso sinodal implica:
• Discernimiento a través de la escucha, para dar espacio a la guía del Espíritu Santo.
• Accesibilidad, para garantizar que el mayor número posible de personas pueda participar, independientemente de su ubicación, idioma, educación, situación socioeconómica, capacidad/discapacidad y recursos materiales.
• Conciencia cultural para celebrar y abrazar la diversidad dentro de las comunidades locales.
• Inclusión, hacer todo lo posible para que participen quienes se sienten excluidos o marginados.
• Asociación basada en el modelo de una Iglesia corresponsable.
• Respeto por los derechos, la dignidad y la opinión de cada participante.
• Síntesis precisas que reflejen realmente la gama de perspectivas críticas o apreciativas de todas las respuestas, incluidas las opiniones expresadas sólo por una minoría de participantes.
• Transparencia, garantizar que los procesos de invitación, participación, inclusión y agregación de aportaciones sean claros y estén bien comunicados.
• Imparcialidad, asegurar que, para que puedan participar en el proceso de escucha se trate a cada persona por igual, de modo que cada voz pueda ser debidamente escuchada.
El desarrollo del proceso sinodal implica:
• Discernimiento a través de la escucha, para dar espacio a la guía del Espíritu Santo.
• Accesibilidad, para garantizar que el mayor número posible de personas pueda participar, independientemente de su ubicación, idioma, educación, situación socioeconómica, capacidad/discapacidad y recursos materiales.
• Conciencia cultural para celebrar y abrazar la diversidad dentro de las comunidades locales.
• Inclusión, hacer todo lo posible para que participen quienes se sienten excluidos o marginados.
• Asociación basada en el modelo de una Iglesia corresponsable.
• Respeto por los derechos, la dignidad y la opinión de cada participante.
• Síntesis precisas que reflejen realmente la gama de perspectivas críticas o apreciativas de todas las respuestas, incluidas las opiniones expresadas sólo por una minoría de participantes.
• Transparencia, garantizar que los procesos de invitación, participación, inclusión y agregación de aportaciones sean claros y estén bien comunicados.
• Imparcialidad, asegurar que, para que puedan participar en el proceso de escucha se trate a cada persona por igual, de modo que cada voz pueda ser debidamente escuchada.
(4)
Gran parte de la riqueza de esta fase de escucha llegará de los debates en las parroquias, movimientos laicales, escuelas y universidades, congregaciones religiosas, comunidades cristianas de barrio, grupos de acción social, movimientos ecuménicos e interreligiosos y otros grupos. Los obispos inician el proceso, por lo que es probable que la participación a nivel diocesano se coordine a través de los canales de comunicación habituales del obispo diocesano. Las parroquias que tengan un Consejo Pastoral Parroquial, y las diócesis que tengan un Consejo Pastoral Diocesano, pueden hacer uso de estos organismos “sinodales” existentes para organizar, facilitar y dar vida al Proceso Sinodal a nivel local, siempre que se haga un esfuerzo por llegar a las periferias y a aquellas voces que rara vez se escuchan... integrar el Proceso Sinodal en la vida de la Iglesia local de forma creativa que promueva una comunión más profunda, una participación más plena y una misión más fructífera.
En esta fase, invitamos a todos a reunirse, a responder juntos a los estímulos en forma de preguntas/imágenes/escenarios, a escucharse mutuamente y a expresar comentarios, ideas, reacciones y sugerencias individuales y de grupo. Sin embargo, si las circunstancias (como las restricciones de la pandemia o la distancia física) dificultan la interacción en presencia, es posible utilizar grupos de discusión online con un moderador, actividades online autodirigidas, grupos de chat, llamadas telefónicas y diversas formas de comunicación social, así como cuestionarios en papel y online. También se pueden utilizar materiales de oración, reflexiones bíblicas y música sacra, así como obras de arte, poesía, etc., para estimular la reflexión y el diálogo.
Esta fase diocesana es una oportunidad para que las parroquias y las diócesis encuentren, experimenten y vivan juntas el camino sinodal, descubriendo o desarrollando así las herramientas y los caminos sinodales que mejor se adapten al propio contexto local, lo que finalmente se convertirá en el nuevo estilo de las Iglesias locales en el camino de la sinodalidad.
Gran parte de la riqueza de esta fase de escucha llegará de los debates en las parroquias, movimientos laicales, escuelas y universidades, congregaciones religiosas, comunidades cristianas de barrio, grupos de acción social, movimientos ecuménicos e interreligiosos y otros grupos. Los obispos inician el proceso, por lo que es probable que la participación a nivel diocesano se coordine a través de los canales de comunicación habituales del obispo diocesano. Las parroquias que tengan un Consejo Pastoral Parroquial, y las diócesis que tengan un Consejo Pastoral Diocesano, pueden hacer uso de estos organismos “sinodales” existentes para organizar, facilitar y dar vida al Proceso Sinodal a nivel local, siempre que se haga un esfuerzo por llegar a las periferias y a aquellas voces que rara vez se escuchan... integrar el Proceso Sinodal en la vida de la Iglesia local de forma creativa que promueva una comunión más profunda, una participación más plena y una misión más fructífera.
En esta fase, invitamos a todos a reunirse, a responder juntos a los estímulos en forma de preguntas/imágenes/escenarios, a escucharse mutuamente y a expresar comentarios, ideas, reacciones y sugerencias individuales y de grupo. Sin embargo, si las circunstancias (como las restricciones de la pandemia o la distancia física) dificultan la interacción en presencia, es posible utilizar grupos de discusión online con un moderador, actividades online autodirigidas, grupos de chat, llamadas telefónicas y diversas formas de comunicación social, así como cuestionarios en papel y online. También se pueden utilizar materiales de oración, reflexiones bíblicas y música sacra, así como obras de arte, poesía, etc., para estimular la reflexión y el diálogo.
Esta fase diocesana es una oportunidad para que las parroquias y las diócesis encuentren, experimenten y vivan juntas el camino sinodal, descubriendo o desarrollando así las herramientas y los caminos sinodales que mejor se adapten al propio contexto local, lo que finalmente se convertirá en el nuevo estilo de las Iglesias locales en el camino de la sinodalidad.
(3)
Hablando del Sínodo el Papa Francisco dirigió una invitación directa a todo el Pueblo de Dios diciendo: “cada bautizado debe sentirse comprometido en el cambio eclesial y social que tanto necesitamos. Este cambio exige una conversión personal y comunitaria que nos haga ver las cosas como las ve el Señor”.
Documento Preparatorio n. 31dice:
“El objetivo de la primera fase del camino sinodal es favorecer un amplio proceso de consulta para recoger la riqueza de las experiencias de sinodalidad vividas, con sus diferentes articulaciones y matices, implicando a los pastores y a los fieles de las Iglesias particulares en todos los diversos niveles, a través de los medios más adecuados según las específicas realidades locales: la consulta, coordinada por el obispo, está dirigida «a los presbíteros, a los diáconos y a los fieles laicos de sus Iglesias, tanto individualmente como asociados, sin descuidar las preciosas aportaciones que pueden venir de los Consagrados y Consagradas» (EC n. 7). De modo particular se pide la aportación de los organismos de participación de las Iglesias particulares, especialmente el Consejo presbiteral y el Consejo pastoral, a partir de los cuales verdaderamente «puede comenzar a tomar forma una Iglesia sinodal». Será igualmente valiosa la contribución de las otras realidades eclesiales a las que se enviará el Documento Preparatorio, como también de aquellos que deseen enviar directamente su propia aportación. Finalmente, será de fundamental importancia que encuentre espacio también la voz de los pobres y de los excluidos, no solamente de quien tiene algún rol o responsabilidad dentro de las Iglesias particulares”.
Hablando del Sínodo el Papa Francisco dirigió una invitación directa a todo el Pueblo de Dios diciendo: “cada bautizado debe sentirse comprometido en el cambio eclesial y social que tanto necesitamos. Este cambio exige una conversión personal y comunitaria que nos haga ver las cosas como las ve el Señor”.
Documento Preparatorio n. 31dice:
“El objetivo de la primera fase del camino sinodal es favorecer un amplio proceso de consulta para recoger la riqueza de las experiencias de sinodalidad vividas, con sus diferentes articulaciones y matices, implicando a los pastores y a los fieles de las Iglesias particulares en todos los diversos niveles, a través de los medios más adecuados según las específicas realidades locales: la consulta, coordinada por el obispo, está dirigida «a los presbíteros, a los diáconos y a los fieles laicos de sus Iglesias, tanto individualmente como asociados, sin descuidar las preciosas aportaciones que pueden venir de los Consagrados y Consagradas» (EC n. 7). De modo particular se pide la aportación de los organismos de participación de las Iglesias particulares, especialmente el Consejo presbiteral y el Consejo pastoral, a partir de los cuales verdaderamente «puede comenzar a tomar forma una Iglesia sinodal». Será igualmente valiosa la contribución de las otras realidades eclesiales a las que se enviará el Documento Preparatorio, como también de aquellos que deseen enviar directamente su propia aportación. Finalmente, será de fundamental importancia que encuentre espacio también la voz de los pobres y de los excluidos, no solamente de quien tiene algún rol o responsabilidad dentro de las Iglesias particulares”.
(2)
La finalidad de este Sínodo no es producir más documentos. Más bien pretende inspirar a la gente a soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser, hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, vendar las heridas, tejer relaciones nuevas y más profundas, aprender unos de otros, construir puentes, iluminar las mentes, calentar los corazones y vigorizar nuestras manos para nuestra misión común (DP 32). Así pues, el objetivo de este Proceso Sinodal no es sólo una serie de ejercicios que empiezan y terminan, sino un camino de crecimiento auténtico hacia la comunión y la misión que Dios llama a la Iglesia a vivir en el tercer milenio.
Este camino, recorrido juntos, nos llama a renovar nuestras mentalidades y nuestras estructuras eclesiales para vivir la llamada de Dios a la Iglesia, en medio de los actuales signos de los tiempos. Escuchar a todo el Pueblo de Dios ayudará a tomar decisiones pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de Dios. En definitiva, este Proceso Sinodal busca avanzar hacia una Iglesia más fructífera al servicio de la llegada del Reino de Dios.
La finalidad de este Sínodo no es producir más documentos. Más bien pretende inspirar a la gente a soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser, hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, vendar las heridas, tejer relaciones nuevas y más profundas, aprender unos de otros, construir puentes, iluminar las mentes, calentar los corazones y vigorizar nuestras manos para nuestra misión común (DP 32). Así pues, el objetivo de este Proceso Sinodal no es sólo una serie de ejercicios que empiezan y terminan, sino un camino de crecimiento auténtico hacia la comunión y la misión que Dios llama a la Iglesia a vivir en el tercer milenio.
Este camino, recorrido juntos, nos llama a renovar nuestras mentalidades y nuestras estructuras eclesiales para vivir la llamada de Dios a la Iglesia, en medio de los actuales signos de los tiempos. Escuchar a todo el Pueblo de Dios ayudará a tomar decisiones pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de Dios. En definitiva, este Proceso Sinodal busca avanzar hacia una Iglesia más fructífera al servicio de la llegada del Reino de Dios.
(1)
El Papa Francisco nos ha convocado a un sínodo sobre la sinodalidad en la Iglesia, que ha iniciado en octubre con la fase de consulta en todas las diócesis del mundo.
‘Sínodo’ es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia con los contenidos más profundos de la Revelación […] indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios. Remite por lo tanto al Señor Jesús que se presenta a sí mismo como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos, sus seguidores, en su origen fueron llamados «los discípulos del camino» (cfr. He 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22).
La sinodalidad designa ante todo el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia expresando su naturaleza, como el caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios convocado por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia.
El actual Proceso Sinodal que estamos llevando a cabo está guiado por una pregunta fundamental: ¿Cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en los distintos niveles (desde el local hasta el universal), permitiendo a la Iglesia anunciar el Evangelio? y ¿qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal? (PD 2)
En este sentido, el objetivo del actual Sínodo es escuchar, como todo el Pueblo de Dios, lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia. Lo hacemos escuchando juntos la Palabra de Dios en la Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia, y luego escuchándonos unos a otros, y especialmente a los que están en los márgenes, discerniendo los signos de los tiempos. De hecho, todo el Proceso Sinodal pretende promover una experiencia vivida de discernimiento, participación y corresponsabilidad, en la que se reúne una diversidad de dones para la misión de la Iglesia en el mundo.
El Papa Francisco nos ha convocado a un sínodo sobre la sinodalidad en la Iglesia, que ha iniciado en octubre con la fase de consulta en todas las diócesis del mundo.
‘Sínodo’ es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia con los contenidos más profundos de la Revelación […] indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios. Remite por lo tanto al Señor Jesús que se presenta a sí mismo como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos, sus seguidores, en su origen fueron llamados «los discípulos del camino» (cfr. He 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22).
La sinodalidad designa ante todo el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia expresando su naturaleza, como el caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios convocado por el Señor Jesús en la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia.
El actual Proceso Sinodal que estamos llevando a cabo está guiado por una pregunta fundamental: ¿Cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en los distintos niveles (desde el local hasta el universal), permitiendo a la Iglesia anunciar el Evangelio? y ¿qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal? (PD 2)
En este sentido, el objetivo del actual Sínodo es escuchar, como todo el Pueblo de Dios, lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia. Lo hacemos escuchando juntos la Palabra de Dios en la Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia, y luego escuchándonos unos a otros, y especialmente a los que están en los márgenes, discerniendo los signos de los tiempos. De hecho, todo el Proceso Sinodal pretende promover una experiencia vivida de discernimiento, participación y corresponsabilidad, en la que se reúne una diversidad de dones para la misión de la Iglesia en el mundo.