Beato Carlos Manuel 26
La participación en la liturgia (2)
En la celebración se debe dar un recíproco respeto al papel del sacerdote y al de los fieles. En la carta a su nuevo párroco en Caguas en 1960 escribía, fundamentado en textos de los papas S. Pío X, Pío XI y Pío XII, y las disposiciones de la Congregación de ritos y citas de varios teólogos: «Así como nadie puede ni debe usurpar o eclipsar la función del celebrante, así tampoco nadie debería usurpar, eclipsar o impedir la función de los fieles».
Ya enseñaba que la participación activa era la respuesta positiva al peligro del ritualismo o al pietismo devocional, en las que se promovían prácticas y devociones paralelas a la liturgia. Pensaba que si no se llega a conseguir tal objetivo, las consecuencias de la falta de participación activa serían en perjuicio de los fieles y de la Iglesia. A su juicio, nada debía obstaculizar el objetivo de una participación activa.
Nuestro Beato deja en claro que el tiempo de duración de la Eucaristía no es la razón fundamental para determinar la participación de los fieles: “A veces se nos dice que no se puede dar esta participación directa a los fieles porque tomaría mucho tiempo la celebración de la Misa. Esta es una pobrísima excusa para evadir el cumplimiento de lo que la liturgia exige, la pastoral requiere, y los mismos Papas desean. Denota falta de visión, falta de comprensión de lo que es la Liturgia y la renovación litúrgica, así como desconocimiento de lo que los Papas y los liturgistas han venido diciendo por largos años... El factor tiempo no es el fin de las cosas, sino un medio para lograrlas. Lo que merece y vale la pena hacerse se hace no importa el tiempo que pueda tomar. Un buen estudiante no se fija arbitrariamente media hora de estudios diarios y si la asignación le toma más, la deja de hacer o la deja incompleta “porque toma mucho tiempo” y lo importante para él es que el estudio no pase de media hora. Una buena cocinera no retira del fuego un alimento a medio cocer porque le había fijado arbitrariamente un límite de tiempo, y el mencionado alimento requiere más».
Entrar en el coloquio divino mediante la celebración, presupone antes que todo la capacidad personal de cada bautizado. Uno de los obstáculos de la vivencia litúrgica consiste en buscar soluciones fuera de la persona misma...
En la participación del pueblo en la liturgia se unen la persona individual y la comunidad. Las dos dimensiones van unidas en Cristo que asocia a la Iglesia, su Esposa, en el culto al Padre, en el Espíritu Santo…la participatio actuosa “no deriva de lo que hacemos nosotros, sino del hecho que aquí se hace algo que nosotros mismos, todos juntos, simplemente no podemos hacer”.
Concluye la carta diciendo: «Parte esencial de esta renovación litúrgica y de este retorno de la piedad popular a sus antiguas fuentes es la PARTICIPACIÓN ACTIVA Y DIRECTA de los fieles en los oficios litúrgicos, especialmente en la Misa».
(cf. Tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia).
En la celebración se debe dar un recíproco respeto al papel del sacerdote y al de los fieles. En la carta a su nuevo párroco en Caguas en 1960 escribía, fundamentado en textos de los papas S. Pío X, Pío XI y Pío XII, y las disposiciones de la Congregación de ritos y citas de varios teólogos: «Así como nadie puede ni debe usurpar o eclipsar la función del celebrante, así tampoco nadie debería usurpar, eclipsar o impedir la función de los fieles».
Ya enseñaba que la participación activa era la respuesta positiva al peligro del ritualismo o al pietismo devocional, en las que se promovían prácticas y devociones paralelas a la liturgia. Pensaba que si no se llega a conseguir tal objetivo, las consecuencias de la falta de participación activa serían en perjuicio de los fieles y de la Iglesia. A su juicio, nada debía obstaculizar el objetivo de una participación activa.
Nuestro Beato deja en claro que el tiempo de duración de la Eucaristía no es la razón fundamental para determinar la participación de los fieles: “A veces se nos dice que no se puede dar esta participación directa a los fieles porque tomaría mucho tiempo la celebración de la Misa. Esta es una pobrísima excusa para evadir el cumplimiento de lo que la liturgia exige, la pastoral requiere, y los mismos Papas desean. Denota falta de visión, falta de comprensión de lo que es la Liturgia y la renovación litúrgica, así como desconocimiento de lo que los Papas y los liturgistas han venido diciendo por largos años... El factor tiempo no es el fin de las cosas, sino un medio para lograrlas. Lo que merece y vale la pena hacerse se hace no importa el tiempo que pueda tomar. Un buen estudiante no se fija arbitrariamente media hora de estudios diarios y si la asignación le toma más, la deja de hacer o la deja incompleta “porque toma mucho tiempo” y lo importante para él es que el estudio no pase de media hora. Una buena cocinera no retira del fuego un alimento a medio cocer porque le había fijado arbitrariamente un límite de tiempo, y el mencionado alimento requiere más».
Entrar en el coloquio divino mediante la celebración, presupone antes que todo la capacidad personal de cada bautizado. Uno de los obstáculos de la vivencia litúrgica consiste en buscar soluciones fuera de la persona misma...
En la participación del pueblo en la liturgia se unen la persona individual y la comunidad. Las dos dimensiones van unidas en Cristo que asocia a la Iglesia, su Esposa, en el culto al Padre, en el Espíritu Santo…la participatio actuosa “no deriva de lo que hacemos nosotros, sino del hecho que aquí se hace algo que nosotros mismos, todos juntos, simplemente no podemos hacer”.
Concluye la carta diciendo: «Parte esencial de esta renovación litúrgica y de este retorno de la piedad popular a sus antiguas fuentes es la PARTICIPACIÓN ACTIVA Y DIRECTA de los fieles en los oficios litúrgicos, especialmente en la Misa».
(cf. Tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia).