Beato Carlos Manuel 25
La participación en la liturgia (1)
El beato Carlos Manuel dedicó toda su vida a promover la participación activa de los fieles en la sagrada liturgia. Éste es uno de los campos centrales de la renovación litúrgica que recalcará luego el Concilio Vaticano II en su constitución sobre la liturgia. Carlos Manuel inspirado en el Magisterio y en las lecturas de autores del movimiento litúrgico va adelantando este tema. Por ej. toma como lema de su vida la llamada del papa S. Pío X: “La fuente primaria e indispensable del genuino espíritu cristiano es la participación activa de los fieles en los sacrosantos misterios y en la oración pública y solemne de la Iglesia”.
Carlos Manuel enseña que hay que participar a plenitud, con todo el ser, con la inteligencia y con el corazón, con el alma y con el cuerpo, con el rezo y con el canto, es decir, con todo nuestro ser. Hay que darle meditación seria y a este asunto de tan vital importancia. Ello implica estudio, reflexión y dedicación de cada uno para comprender y asimilar.
Para Carlos Manuel, hablar de participación activa y fructuosa en la liturgia, significa ir al fundamento mismo de la liturgia; no se trata solo de aspectos pastorales, porque se está llamado a ser parte de la celebración, y no a estar ensimismados en acciones separadas.
Dentro de la constante renovación de la liturgia, la participación de los fieles responde de un modo particular a la llamada de los papas. Se trata de aquello que pertenece a los mismos fieles y que la liturgia misma requiere. Así escribe al nuevo párroco que llegó a Caguas:
“Es para mí verdadero motivo de alegría ver que por fin vamos a darle al pueblo la participación a la cual tiene derecho y por la cual los Papas han venido abogando por más de 50 años. Si vamos a empezar con los niños del Colegio y en una solo Misa, sería bueno recordar que la participación activa es para TODOS los fieles, y no para un grupo privilegiado. Bien que los niños del Colegio sirvan de núcleo; mal que sea cosa únicamente para ellos. La Iglesia quiere que TODOS participen, los Papas constantemente lo han venido urgiendo, la pastoral lo está pidiendo a gritos y la misma Liturgia lo exige”.
Nuestro Beato es consciente de las limitaciones del momento. Eran momentos en el que se gestaba la reforma litúrgica. Carlos Manuel habla de conseguir lo más que se pueda dentro de las circunstancias de aquél momento. En su tiempo habla de algo que para nosotros ya es normal, pero no lo era en su tiempo. Afirma: “La forma de “Misa dialogada” que aparece en la tarjeta molestará a los que siguen el Misal, y pueden y quieren tener una participación más directa y perfecta. Puede lograrse una forma de Misa dialogada que se ajuste al ideal, que se ajuste a las normas dadas por Roma, que logre el máximum dentro de las limitaciones actuales de la Liturgia, que sea sencilla y fácil para los que tienen pocos conocimientos y que al mismo tiempo ayude y no obstaculice a los que pueden y quieren tener más. Es más, podría lograrse una Misa dialogada tal que ni siquiera fuese necesario el Misal, y con todo, ser la mejor manera de seguir el Misal”.
(cf. Tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia).
El beato Carlos Manuel dedicó toda su vida a promover la participación activa de los fieles en la sagrada liturgia. Éste es uno de los campos centrales de la renovación litúrgica que recalcará luego el Concilio Vaticano II en su constitución sobre la liturgia. Carlos Manuel inspirado en el Magisterio y en las lecturas de autores del movimiento litúrgico va adelantando este tema. Por ej. toma como lema de su vida la llamada del papa S. Pío X: “La fuente primaria e indispensable del genuino espíritu cristiano es la participación activa de los fieles en los sacrosantos misterios y en la oración pública y solemne de la Iglesia”.
Carlos Manuel enseña que hay que participar a plenitud, con todo el ser, con la inteligencia y con el corazón, con el alma y con el cuerpo, con el rezo y con el canto, es decir, con todo nuestro ser. Hay que darle meditación seria y a este asunto de tan vital importancia. Ello implica estudio, reflexión y dedicación de cada uno para comprender y asimilar.
Para Carlos Manuel, hablar de participación activa y fructuosa en la liturgia, significa ir al fundamento mismo de la liturgia; no se trata solo de aspectos pastorales, porque se está llamado a ser parte de la celebración, y no a estar ensimismados en acciones separadas.
Dentro de la constante renovación de la liturgia, la participación de los fieles responde de un modo particular a la llamada de los papas. Se trata de aquello que pertenece a los mismos fieles y que la liturgia misma requiere. Así escribe al nuevo párroco que llegó a Caguas:
“Es para mí verdadero motivo de alegría ver que por fin vamos a darle al pueblo la participación a la cual tiene derecho y por la cual los Papas han venido abogando por más de 50 años. Si vamos a empezar con los niños del Colegio y en una solo Misa, sería bueno recordar que la participación activa es para TODOS los fieles, y no para un grupo privilegiado. Bien que los niños del Colegio sirvan de núcleo; mal que sea cosa únicamente para ellos. La Iglesia quiere que TODOS participen, los Papas constantemente lo han venido urgiendo, la pastoral lo está pidiendo a gritos y la misma Liturgia lo exige”.
Nuestro Beato es consciente de las limitaciones del momento. Eran momentos en el que se gestaba la reforma litúrgica. Carlos Manuel habla de conseguir lo más que se pueda dentro de las circunstancias de aquél momento. En su tiempo habla de algo que para nosotros ya es normal, pero no lo era en su tiempo. Afirma: “La forma de “Misa dialogada” que aparece en la tarjeta molestará a los que siguen el Misal, y pueden y quieren tener una participación más directa y perfecta. Puede lograrse una forma de Misa dialogada que se ajuste al ideal, que se ajuste a las normas dadas por Roma, que logre el máximum dentro de las limitaciones actuales de la Liturgia, que sea sencilla y fácil para los que tienen pocos conocimientos y que al mismo tiempo ayude y no obstaculice a los que pueden y quieren tener más. Es más, podría lograrse una Misa dialogada tal que ni siquiera fuese necesario el Misal, y con todo, ser la mejor manera de seguir el Misal”.
(cf. Tesina de licenciatura de Yoni Palomino Bolívar, «Vivimos para esa noche”: Beato Carlos Manuel Rodríguez, Un apóstol contemporáneo de la liturgia).