Lectio Divina
En la Octava de Navidad celebramos la solemnidad de la Maternidad divina de María. Un día muy especial para contemplar a la Madre que lo dio todo para que Dios realizara su Plan de Salvación con el ser humano.
El pasaje nos habla de los pastores que, al escuchar el anuncio del ángel, se pusieron en camino de inmediato. Su respuesta rápida se vio correspondida con la presencia de María, José y el Niño. Todo lo hicieron con alegría y prontitud; comprobando con sus propios ojos lo que el ángel les había revelado.
Lucas es el evangelista que más destaca los gestos y actitudes de la Virgen María. En estos breves versículos la presenta como la “memoria viva” de la historia de la infancia de Jesús. Los padres de la Iglesia dijeron que María “concibió a Dios en su corazón antes que lo concibiera en su seno”. Del encuentro de los pastores con el Salvador, María guardó y meditó aquella experiencia sencilla y profunda, orándolo en su corazón.
El pasaje nos habla de los pastores que, al escuchar el anuncio del ángel, se pusieron en camino de inmediato. Su respuesta rápida se vio correspondida con la presencia de María, José y el Niño. Todo lo hicieron con alegría y prontitud; comprobando con sus propios ojos lo que el ángel les había revelado.
Lucas es el evangelista que más destaca los gestos y actitudes de la Virgen María. En estos breves versículos la presenta como la “memoria viva” de la historia de la infancia de Jesús. Los padres de la Iglesia dijeron que María “concibió a Dios en su corazón antes que lo concibiera en su seno”. Del encuentro de los pastores con el Salvador, María guardó y meditó aquella experiencia sencilla y profunda, orándolo en su corazón.
Los pastores encontraron al Señor desde la sencillez de su vida. ¿Qué te sugiere esto? La Virgen María es más dichosa porque escuchó y vivió la Palabra de Dios que por ser Madre de Dios (Lc 11, 27-28). ¿Cómo escuchas tú la Palabra? ¿Tratas de estudiarla y llevarla a la práctica? ¿Qué haces para que otros amen y mediten la Palabra?
Deseo, Padre, encontrarme con tu bondad en el diálogo de la oración. Que experimente, como los pastores, María y José, el gozo de estar contigo y escucharte en el fondo de mi corazón. Que me alimente de la Palabra, que es tu Hijo, porque Él es quien tiene las palabras que dan vida eterna. Que mi vida se parezca a nuestra Madre María: oyente, orante y oferente de la Palabra.
A los pastores que van presurosos al encuentro de Jesús. A María y a José, admirados y gozosos por lo que veían y oían decir del Niño. A ti mismo, que deseas encontrarte vivamente con el Señor en la oración.
Imitaré a la Virgen María, que contemplaba al Señor actuando en la historia humana.